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http://es.wikipedia.org/wiki/Tlahualilo
Tlahualilo
Por Julián Parra Ibarra
Impresion Publicado el 12 de marzo 2009
Tlahualilo es un municipio de Durango, ubicado al nordeste del estado. Aunque no forma oficialmente parte de la llamada Zona Metropolitana de La Laguna, sí está enclavado dentro de la zona conocida como Comarca Lagunera. Colinda al norte y oriente con el estado de Coahuila, y de hecho formaba parte del sistema interestatal ‘Caballo Blanco’, que algunos años abasteció de agua potable a San Pedro y Francisco I. Madero, Coahuila y al propio Tlahualilo por el lado duranguense.
Tiene una superficie de 3 mil 709.8 kilómetros cuadrados. Su actividad primaria, es la agricultura y la ganadería. Durante los años de jauja del algodón, el cultivo rector -como casi en toda La Laguna-, era el llamado ‘oro blanco’. En la actividad pecuaria, en su territorio se estableció uno de los centros caprinos más grandes de Latinoamérica como parte de un ambicioso proyecto gubernamental impulsado por el gobierno federal hace ya casi cuatro décadas.
Se pretendía que en ese centro, se mejorara genéticamente el ganado caprino, y desde Tlahualilo habrían de salir para todo el país y Sudamérica, ejemplares de diferentes razas. Paralelo se construyó en aquella época, una planta para industrializar la leche de cabra, y se fabricaban, dulces, cajetas y algunas otras variedades de derivados caprinos.
Por ‘equis’ circunstancias, el proyecto fracaso, de la planta industrializadora quedan sólo ruinas, y del Centro Caprino, totalmente desmantelado, no queda ni la sombra del ambicioso plan inicial que pretendía hacer de este municipio un importante polo de desarrollo económico de la región. Está totalmente desmantelado.
Más recientemente, Tlahualilo ha sido famoso por su producción de melón y sandía, y porque es la cuna donde nació Moisés ‘Moi’ Camacho, tremendo pelotero que entre 1953 y 1957 jugó en las Grandes Ligas para los Cardenales de San Luis, y que en la Liga Mexicana desfiló por al menos una media docena de equipos, y por su brillante trayectoria desde 1986 forma parte del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.
De al menos dos décadas a la fecha, Tlahualilo ha venido experimentando el fenómeno del decrecimiento poblacional, al grado que muchas de sus comunidades son hoy pueblos fantasmas. Uno de ellos, San José de los Álamos, es habitado por mujeres, ancianos y niños. Los hombres han emigrado ‘al otro lado’ y cerca de Amarillo, Texas viven en un lugar que ellos mismos han bautizado como ‘San Josecito’.
Según datos del INEGI, tras el conteo de 1995 había en este municipio 22 mil 924 habitantes, para 1999 disminuyeron a 20 mil 311, para 2000 ya nadamás eran 19 mil 706 y las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo) para el 2010 eran de 14 mil 562, pero éstas se han desplomado debido a la crisis económica y de inseguridad que azuela esta región, donde grupos del crimen organizado han sentado sus reales sin que ninguna –pero de verdad ninguna- autoridad haya hecho algo por ir en su auxilio.
Actualmente con mucha dificultad habrá entre 9 y 10 mil habitantes lo que coloca a Tlahualilo en riesgo de que de mantener esa tendencia, pueda perder su categoría de Ciudad y podría ser regresado a la de Villa.
En el último año, los secuestros, levantones e imposiciones de cuotas ‘de seguridad’, es de lo único que se habla en este municipio. Cerró la única disco que había en el lugar por la inseguridad, y como éste, muchos negocios más tuvieron que ceder ante la falta de capacidad para poder pagar los ‘impuestos’ al gobierno paralelo establecido ahí.
Los habitantes de Tlahualilo –pueblo chico, infierno grande-, saben que algunos personajes de la política, entre ellos el alcalde y el que fuera su contendiente directo en las anteriores elecciones municipales, así como un representante de la Secretaría de Desarrollo Social, fueron secuestrados y se tuvieron que cubrir jugosas sumas por su liberación.
No hay sector que se haya escapado a esta oleada y quien se resista, puede ser que ni siquiera viva para contarlo. Comerciantes, maestros, políticos, todos, en mayor o menor medida han tenido que apechugar sin que ninguna autoridad haya acudido en su auxilio.
Y si por si eso no fuera suficiente, de pronto hace unas semanas, cerca del mediodía llegaron a Tlahualilo al menos una docena de camiones del Ejército repletos de soldados, apoyados desde el aire por al menos un par de helicópteros. Fueron a las escuelas y a la única maquiladora que todavía funciona (aunque de martes a viernes y con medio horario). Les pidieron, dicen, que dejaran salir a toda la gente, con la advertencia de que debían ir directos a sus casas.
No querían a nadie en las calles porque, sentenciaron, estaban por iniciar un minucioso operativo que se dio al menos en el primer cuadro, casa por casa. Muy respetuosos, los militares tocaban a las puertas, se identificaban y solicitaban el permiso de los moradores para hacer una revisión de su domicilio.
Una vez obtenido el permiso, los militares tomaron control de cada domicilio, revolvieron todo dentro sin permitir a sus moradores intervenir ante el ‘desmadre’ que veían estaban haciendo dentro de sus propiedades. Rompieron colchones, sillones, vaciaron roperos, cajoneras, trasteros, gabinetes. Todo quedó regado en los pisos y cuando pudieron reingresar, los tlahualilenses se dieron cuenta de que sus morralitos con sus ahorros, algunas joyas de la familia, habían desaparecido.
Donde nadie respondía a los toquidos, los militares violentaron puertas, chapas y accesos y entraron a hacer su ‘operativo’ con mayor libertad sin que nadie se los impidiera. Unas horas más tarde, se retiraron pero dejaron sobre el ambiente la amenaza de que el operativo iba a durar por lo menos dos días más. No volvieron, pero durante tres noches, la gente no pudo dormir por temor a que regresaran en cualquier momento.
No sé, la verdad, que pecado tan grande habrá cometido Tlahualilo, sus habitantes, para que les haya caído el ‘chahuistle’ de tan fea manera. Si no son los ‘malos’ son los supuestamente ‘buenos’ los que les golpetean, pero de que les ha llovido en su milpita les ha llovido.
¿No habrá nadie de verdad, ninguna autoridad que pueda hacer algo por rescatarlos? Antes de que todos decidan irse y Tlahualilo completo se convierta en un municipio fantasma. Sin moradores. En ruinas.
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Comentarios de los lectores de la nota:
De mi hijo:
A MI TAMBIEN TAMBIEN ME LLEGÒ A LA MENTE LO MISMO QUE A TI, " CAJETA QUEMADA DE TLAHUALILO "
De mi hija:
Y porqué elegiste esta nota para compartir? Como supiste de Tlahualilo?
El domingo escuché en el radio un programa relacionado con la "zona del silencio" y mencionaron Tlahualilo, como parte de la ruta pare llegar, así que busqué en la red y encontré el reportaje que mánde, donde me enteré, tristemente, lo que puede estar pasando en muchas comunidades que han sido invadidas por los narcotraficantes.
Cuando eran niños, conseguía cajeta quemada de tlahualilo... tu hermano la recordó inmediatamente...
La nota completa la tomé de una página a la que me llevó el buscador y remarqué en negro lo que sucedió cuando cayó Tlahualilo en manos del narco.
Antes describe la forma como el proyecto de tener un pie de cría caprino también se perdió.
Se nota que la población está desesperada.
Yo agregué: ¿Cuántos Tlahualilos hay en México?
Triste historia. Seguramente hay muchos otros Tlahialilos. Aqui hay poblaciones llenas de gente de sn luis potosi o de michoacan.
En una parte del reportaje, menciona que se está perdiendo la población por la emigración hacia los eeuu
Mire Usted Don Manuel. (Del Dr. Cota):
Cuando el General Agustin Olachea, decidió poblar el Valle de Santo Domingo por allá por los 40s se publicaron en la capital, propuestas para que la gente viniera y se les prometió tierra, y pozo para riego y la mayo parte de la gente que vino fue de Tlahualilo. Mis paisanos choyeros que en ese tiempo no estaban acostumbrados a ver fuereños les llamaron Tagualilas y posteriormente a todo fuereño que llegaba se le llamaba tagualila, para variar sembraron algodón durante varias décadas hasta que se salaron los pozos y se echó a perder el Valle y para colmo no recuerdo en que fecha por alla por el 65 cuando ya sembraban trigo por la poco agua que quedaba, les cayó el chahuistle y se acabo el valle, el gobierno lo ha mantenido a base de maquiladoras y siembra de cultivos de bajo consumo de agua, yo me crié en ese desierto, a mi me decían Choyero porque en venganza por el apodo que se les puso a todos, ellos nos comenzaron a llamar choyeros por la abundancia de esa planta en el estado, yo me crie simultáneamente con mis padres y una tia que se casó con un Michoacano y pues también se le decía tahualila.
Hasta los 20 años mas o menos yo tenia un acento michoacano que llamaba la atención de mis coterráneos, hasta la fecha cuando mi mujer se enoja me dice TAGUALILA
Como la ve Don Manuel.